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CINE | ENEMIGOS

FICHA TÉCNICA

Película dramática española de 2025, de 103 minutos de duración, basada en recuerdos y hechos conocidos por el director, dirigida por David Valero, con guion del mismo David Valero y de Alfonso Amador, música de Steve Lean, de Remate y de Bnet, fotografía de Alberto Pareja, coproducida entre Atípica Filsm y Amazon MGM Studios, producida por José Antonio Félez, Cristina Sutherland y Alberto Félez y protagonizada por Christian Checa, Hugo Welzel, Estefanía de los Santos, Luna Pamies, Sara Vidorreta, José María Peinado y José Manuel Poga entre otros actores. La película se ha rodado en Madrid y en Alicante, con localizaciones como el Puente Rojo y los barrios de Colonia Requena, Ciudad de Asís y La Florida.

ARGUMENTO

La película trata de 2 jóvenes, Chimo y Raúl, apodado “El rubio “, procedentes de un barrio marginal de Alicante, que asumen, impelidos por unas circunstancias, ajenas a su voluntad, los papeles de víctima y verdugo, respectivamente.

LOS PERSONAJES

La película orbita en torno a 2 jóvenes, acosado y acosador: Chimo y “El rubio “, víctimas de un entorno desfavorable, caracterizado por la inestabilidad económica. Chimo, aunque acuciado por problemas económicos, consustanciales a la barriada en que reside, está amparado por la seguridad afectiva, que le ofrece su familia: su madre Carmen, el Abuelo y su hermana Lola, además incluso tiene novia, Raquel, de la cual está muy enamorado.

La situación del joven, “El rubio”, que reside también en un barrio obrero, es particularmente grave, al ser huérfano de madre y sufrir maltrato psíquico y físico a manos de su padre, apodado “El tigre “. Un padre que debería haberse dedicado a proteger y amparar al menor, como señalan no solo las leyes, sino también el imperativo moral.

SINOPSIS

Aunque adopta los códigos del cine social y del cine quinqui, la propuesta del director ofrece mucho más, al ahondar en los orígenes de una conducta violenta, contextualizando la agresividad del joven maltratador, como respuesta  al entorno degradado, de la barriada en que reside, agravado por la conducta agresiva del padre y por la ausencia de una figura materna, es decir por la carencia de afecto.

 El tratamiento de personajes, ambientes y situaciones está muy bien logrado. Todos los actores, tanto protagonistas como secundarios, están en estado de gracia, dotando a los personajes que encarnan, de gran verosimilitud. Destaca poderosamente una banda sonora, liderada por el rap, ritmo musical generado en ambientes marginales, que resulta muy acertada, al subrayar y acompañar los vaivenes vitales narrados.

El director va más allá de la denuncia explícita de la existencia de seres humanos, confinados en el extrarradio urbano, guetto sin perspectivas de futuro y abandonados por las instituciones y por el resto de la sociedad. Aunque se trata de cine social, no se pone el foco en la degradación del entorno, sino en la conflictiva relación que se establece entre los 2 enemigos: Chimo y “El rubio “. Sin embargo, cabe enfatizar que la violencia descrita, refleja una estructura económica y social, definida por las desigualdades.

En un ambiente dominado por la ley de la calle en lugar de por el imperio de la ley, las barriadas suburbiales, sórdidas y degradadas, golpeadas por el desempleo y por la precariedad laboral, se convierten en caldo de cultivo de la violencia, el alcohol, la drogadicción, el narcotráfico, el ajuste de cuentas, las bandas juveniles callejeras, la delincuencia, las mafias, la prostitución…Estas duras condiciones de vida revelan la falta de atención institucional.

La película constituye todo un baño de realidad, en el que se difuminan las líneas entre buenos y malos, entre víctimas y verdugos, con el claroscuro creado entre el bien y el mal, cuyas fronteras no son tan nítidas, como podría pensarse a primera vista. Como la vida misma, en definitiva.

Esta película con ligeras pinceladas de comedia, que no rompen el tono dramático dominante, concluye con un final abierto a la esperanza. La película, en definitiva, es un canto al perdón y a la capacidad de resiliencia, es decir de superación de condiciones adversas.

Aunque podamos agradecer al director la mirada global y omnicomprensiva, proyectada sobre unos personajes, a los que no se juzga en ningún momento, opino que la perspectiva del director es excesivamente empática, ya que no se puede olvidar que los demás no eran ni culpables, ni responsables, de que el padre maltratara a su hijo “El rubio” y que aunque el maltrato intrafamiliar explica el modus operandi del joven maltratador y el origen de la hostilidad de “El rubio”, en modo alguno justifica la conducta violenta del citado joven marginal hacia otras personas.

Carecemos de la certeza absoluta de la existencia de un Dios omnipresente, que juzgue, condene y castigue, en cuyas manos podamos dejar la reparación de delitos y faltas, por lo que tenemos que confiar en la acción de la justicia terrenal, es decir en el brazo de la ley y en este sentido, no me agradó que a modo de justicia poética, se delegara el castigo ejemplarizante destinado a “El rubio” en manos del azar, la naturaleza o Dios, que cada uno elija el término que prefiera. Castigo que no voy a desvelar aquí, para animar a ver una película, que sin duda invita a reflexionar, al contrario de muchos subproductos comerciales, diseñados para adormecer las conciencias y que además ofenden la inteligencia del espectador.

Crónica: Beatriz Recio Inés

TRAILER