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La Torreta de Guardamar sigue operativa como pieza clave en las comunicaciones militares de la Armada Española

En el corazón de la comarca de la Vega Baja del Segura se alza una de las infraestructuras más singulares y desconocidas de la provincia de Alicante: la Torreta de Guardamar. Esta colosal antena de 380 metros de altura —la más alta de España y de la Unión Europea— es una instalación militar clave para la defensa nacional, y continúa en funcionamiento como parte del sistema estratégico de comunicaciones de la Armada Española.

Conocida también como la “Torre de los Americanos”, esta antena de radio fue construida en 1962 por la Armada de los Estados Unidos, dentro del marco de los acuerdos de cooperación militar entre España y EE.UU. firmados en 1953. Durante décadas, sirvió como enlace de comunicaciones durante la Guerra Fría. Hoy, su papel sigue siendo vital: es la infraestructura encargada de transmitir órdenes a submarinos sumergidos mediante ondas de muy baja frecuencia (LF), sin necesidad de que emerjan a la superficie.

Una estructura sin igual en Europa

La Torreta se encuentra en la loma de El Moncayo, en el término municipal de Guardamar del Segura. Se trata de un mástil de acero anclado al terreno mediante múltiples cables tensores, que alcanza oficialmente los 380 metros sobre el suelo, aunque algunas fuentes cifran su altura total en 475 metros al incluir la base sumergida en la cimentación. Esta estructura es visible desde kilómetros de distancia y constituye uno de los puntos de referencia más singulares del litoral sur de Alicante.

Además de su impresionante tamaño, destaca por su capacidad tecnológica. Emite señales en frecuencias de entre 100 y 200 kHz, en la banda de baja frecuencia (LF). Estas ondas tienen la propiedad de penetrar el agua marina hasta unos 20 metros de profundidad, lo que permite mantener la comunicación con submarinos en inmersión, aumentando su seguridad operativa al no requerir que se expongan para recibir mensajes.

El transmisor de la antena está vinculado operativamente a la Base Naval de Rota (Cádiz), desde donde se coordina su funcionamiento. La estación permanece activa 24 horas al día durante los 365 días del año, gestionada por personal especializado en sistemas de información y comunicaciones de la Armada Española.

Historia: de la Guerra Fría a la defensa nacional actual

La historia de la Torreta de Guardamar está íntimamente ligada a la geopolítica del siglo XX. En el contexto de la Guerra Fría, Estados Unidos construyó esta antena como parte de una red de comunicaciones con su flota submarina desplegada en el Atlántico y el Mediterráneo. La instalación permaneció bajo control estadounidense hasta 1991, momento en que fue transferida oficialmente a las Fuerzas Armadas españolas.

Inicialmente gestionada por el Ejército de Tierra, la antena pasó después a ser operada por la Armada Española, que la incorporó a su sistema de comunicaciones navales. Hoy en día, cumple un papel fundamental como emisora para submarinos, con especial conexión con el Arsenal Naval de Cartagena, donde tiene base la flota submarina nacional.

Acceso restringido y seguridad permanente

La Torreta de Guardamar se ubica dentro de un recinto militar que abarca más de 630.000 metros cuadrados, completamente vallado y protegido. El acceso al lugar está restringido exclusivamente a personal autorizado, debido a la naturaleza estratégica de la instalación. La seguridad corre a cargo de efectivos de la Infantería de Marina y otros cuerpos de vigilancia militar.

Aunque en 2017 se organizaron visitas puntuales al complejo en el marco de unas jornadas de puertas abiertas en coordinación con el Ministerio de Defensa, actualmente no está permitida la entrada al público civil.

Infraestructura crítica de primer nivel en la Vega Baja

Pese a su escasa visibilidad mediática y al desconocimiento general sobre su función, la Torreta de Guardamar es una infraestructura crítica para la defensa nacional. Desde el sur de Alicante, esta gigantesca antena sigue emitiendo señales invisibles pero vitales que conectan la superficie terrestre con los submarinos de la Armada en las profundidades del mar.

Su operatividad continua pone de manifiesto la relevancia estratégica de la Vega Baja en el contexto de la seguridad nacional, posicionando a Guardamar del Segura no solo como un enclave turístico y medioambiental, sino también como sede de uno de los principales nodos de comunicación militar de Europa.