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CINE | LA SELVA ESMERALDA

Película de 1985, basada en hechos reales, dirigida por el director John Boorman, con guión de  Rospo Pallenberg y protagonizada por  Powers Boothe, Charley Boorman, Meg Foster, Dira Paes, William Rodríguez, Yara Vaneau y Estee Chandler entre otros intérpretes.

La película  trata de un ingeniero americano, Bill Markham, contratado para supervisar la construcción de una presa del Amazonas, en el Mato Grosso, que busca a su hijo Tommy, el cual ha sido raptado por una tribu amazónica, tan mimetizada con el entorno natural que se denomina ”Los invisibles”.

En esta película, de gran interés antropológico, se aborda la situación de los indígenas del Amazonas, fuertemente vinculados a la tierra, cuyo medioambiente está seriamente amenazado por el avance del  “Progreso”.

«La selva esmeralda», se configura como una parábola de claro mensaje ecologista, erigiéndose en defensa de la naturaleza y del estilo de vida de las tribus amazónicas, perfectamente integradas en su entorno natural.

El SPI, Servicio de Protección Indígena, fundado en 1910, era un órgano gubernamental que pretendía incorporar a los indígenas a la sociedad nacional mayoritaria, eliminando la diversidad cultural y liberando sus tierras. Este organismo acabó con el monopolio de la Iglesia, en la atención a los indígenas. El informe Figueiredo de 1967, encargado por el Ministro del Interior, reveló las atrocidades que se realizaron contra la población indígena de Brasil, atribuidas en gran parte al SPI, que abarcaban el robo de tierras, la tortura, los abusos sexuales, la esclavitud y los asesinatos masivos. A causa de la repercusión de dicho informe el FUNAI reemplazó al SPI.

La FUNAI, Fundación Nacional del Indio, que implementa las políticas relativas a los pueblos indígenas, se encarga de proteger las tierras ocupadas por los indios, evitando que sean invadidas por foráneos y de garantizar el respeto de los derechos de los indígenas, establecidos en la Constitución brasileña y en el Estatuto Indígena.

La FUNAI está constituida por varios departamentos, entre otros el departamento de Coordinación General de Indígenas Aislados CGII, fundado en 1987, por Sydney Possuelo y consagrado a la defensa de las poblaciones indígenas con escaso o nulo contacto con la civilización. La táctica inicial de contactar con estas comunidades para integrarlas en la sociedad moderna se sustituyó por el respeto al derecho de estas tribus a continuar aisladas, manteniendo su estilo de vida.

La gran amenaza de la selva amazónica es la deforestación, materializada en la pérdida progresiva de la extensión de la selva por causa de la industria maderera, de la agricultura y de la ganadería . Entre los años 70 del siglo XX y el año 2014 se ha producido una mengua del 19% de la superficie por la tala. Otros peligros que se ciernen sobre este ecosistema son las industrias petroleras, las mineras, la construcción de carreteras y de presas hidroeléctricas, la explotación del caucho y el narcotráfico. La explotación de todos estos recursos se lleva a cabo movida por el lucro, sin tener en cuenta ni el mantenimiento del entorno natural, ni la supervivencia de las comunidades indígenas, que se ven afectadas por la violencia ejercida por algunos gobiernos locales, empresas o el narcotráfico. Brasil de hecho no reconoce a los indios derecho territorial alguno y está implementando planes para la industrialización del Amazonas. No obstante las iniciativas de otros gobiernos sensibles al problema de los indios y de ONGS intentan paliar esta situación, declarando zonas protegidas, otorgando derechos a los pueblos indígenas y luchando contra el narcotráfico.

Aunque la película se deja lastrar por cierta dialéctica maniquea del tipo “indio bueno, hombre blanco malo, naturaleza buena, civilización mala”, el conjunto presenta más virtudes que defectos, destacando la poderosa e impactante fotografía de Philippe Rousselot, que se recrea en la espectacular belleza de una naturaleza, que adquiere dimensiones míticas.

En cualquier caso no nos podemos quedar con la interpretación simplista de “naturaleza versus civilización” que propone esta película, vehículo propagandístico del “crecimiento cero”.  Hay que alimentar un pensamiento crítico, que reflexione sobre las repercusiones de un enfoque ecologista, alejado de las necesidades humanas.

Es legítimo defender tanto la conservación de una naturaleza que nos sustenta a todos, como la forma de vida de las tribus que la habitan, garantes de dicha conservación, pero no lo es menos el derecho de todos los pueblos y países a alcanzar un nivel de desarrollo económico, que posibilite una vida digna a la ciudadanía. Este último derecho, el derecho a un desarrollo económico, que necesariamente pasa por la industrialización y por la revolución tecnológica, está limitado por estrategias geopolíticas, tendentes a convertir o mantener vastas regiones del planeta en meros reservorios de materias primas, al servicio de los países industrializados. Cierta potencia política quiere incluso acabar con los estados en dichas áreas para que los países industrializados exploten, previo pago por la protección de dicha potencia política, los recursos naturales de estas zonas con total impunidad, al carecer de gobiernos que defiendan los derechos de las poblaciones autóctonas.

Hay un palpable conflicto de intereses entre la defensa de un medio natural como la  selva amazónica  y las necesidades de mineros, madereros, ganaderos  y otros grupos que agotan sus recursos naturales. Urge encontrar un punto de encuentro que contemple la protección de la naturaleza, la defensa de las tribus de cazadores- recolectores que viven en ella y  un desarrollo económico de todos los países, apoyado en energías renovables, que alivie los flujos migratorios.

Hay que considerar que actualmente se está dirimiendo una batalla entre el capitalismo productor y el capitalismo financiero y este último está usando el ecologismo a ultranza como arma arrojadiza, para atacar las bases del sistema productivo.

TRAILER

Crónica: Beatriz Recio Inés