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El soul, un género que nació para dar paso a una nueva era

Si le preguntamos a un poeta que intente describir la poesía, probablemente le sería difícil o casi imposible. No se puede describir aquello que es intangible, que prácticamente no se ve y que solo aquellos capaces de rozar profundidad de una intensidad inabarcable lo consiguen. Lo mismo pasa con la música soul.

Un género incontrolable, inconfundible, a veces incomprensible y sobre todo y particularmente, marcado por la improvisación del momento. Nacido por impulsos de una comunidad que necesitaba contar su historia y comunicarse con el resto del mundo. El soul puso la semilla que determinaría el principio de un movimiento que les ayudaría conseguir la libertad que durante años llevaban buscando.

Es difícil determinar el comienzo de este género tan complejo, emocional y corporal, pues la marca de estilos musicales que lo componen se remontan a los puntos de partida de ritmos como el rythm&blues o el jazz. Aunque por excelencia es un género nacido en Estados Unidos, no es esa su procedencia. Desde finales de 1950 hasta 1970 ha sido interpretado por cantantes afroamericanos que radicaban en el país y que, en base a grandes evidencias históricas, lo más probable es que fueran hijos de esclavos.

El nacimiento de este particular ritmo proviene de las plantaciones de algodón en las que los negros fueron retenidos como esclavos durante años. En aquellos campos, clamaban sus penas, lamentos y agonías, y se conformaban a ellos mismos para no dejarse caer en el olvido de un país opresivo. Canciones generalmente creadas por ellos mismos a las que denominaban worksongs (canciones de trabajo), y las cuales estaban basadas, en su mayoría, en alabanzas a Dios pues muchos de los esclavos fueron convertidos al cristianismo.

Con el paso del tiempo y la liberación de los esclavos tras la Guerra de Secesión, las worksong fueron evolucionando hasta convertirse en lo que conocemos como el género del Góspel (palabra de Dios). Un ritmo religioso mucho más enérgico con voces potentes y agresivas que alentaban a la liberación corporal.

Sin embargo, el soul fue adquiriendo un aire profano hasta convertirse en algo totalmente diferente de lo que era en sus inicios. Ray Charles dio el pistoletazo de salida cunado en 1957 cambia la letra Góspel de “I got religion” por “I’ve got a woman”. Desde entonces, las iglesias evangélicas de Philadelphia, Georgia o Mississippi las habitaban los verdaderos genios de la música negra, aquellos que lo llevaban dentro y que compusieron temas que más tarde se convirtieron en grandes himnos reconocidos en todo el mundo. Artistas como Sam Cooke, Ben E.King, Nina Simone, Aretha Franklin o Ray Charles dieron voz al silencio reprimido de todo un pueblo.

Lo único seguro, es que de forma consciente o no, este género se convirtió por excelencia en la melodía que otorgó la fuerza necesaria a los ciudadanos de segunda, para convertirse por sí solos en los líderes natos de la nueva humanidad. Poco a poco, las canciones de soul saltaron de las iglesias a las calles y de ahí, a los locales convirtiéndose en la salida laboral por excelencia para los negros a principios de la segunda mitad de siglo.

La conciencia racial y las constantes situaciones de desigualdad para la comunidad afroamericana dieron lugar a la lucha por los derechos civiles. Los cantantes de la época aprovecharon su influencia y voz para convertirse en el altavoz de toda una generación. En medio de un convulso ambiente de protestas y disturbios, algunas compañías discográficas comenzaron a grabar discos de soul, jazz o R&B. Y fue entonces, cuando el movimiento por los derechos civiles contó con la revolución racial a través del soul.

Canciones alentadoras que contaban historias tan reales del día a día de la comunidad negra, que calaron en lo más profundo de la responsabilidad ciudadana. Las alabanzas por ser una música con voces indiscutibles llenas de matices, ritmos frescos y pegadizos acentuados con palmas y movimientos corporales involuntarios, se convirtieron en relatos que contaban problemas personales, terrenales, raciales y con un sentimiento de libertad característico.

Con el paso del tiempo, el soul no solo fue un escudo a través del cual conseguir sus derechos, sino también un nexo de unión que le permitió a una sociedad reconciliarse y encontrar puntos de semejanza en común. Durante las marchas lideradas por activistas como Martin Luther King, utilizaron la música para difundir su mensaje y mostrar mundo que no había absolutamente nada que les diferenciase del resto.

La llaman la música del alma. Puede que este no sea el mejor de sus significados, pero sí el que más se ajusta a lo que expresa. Aquello que sale del alma no tiene retorno y sí salió, es porque nunca debió estar encerrado. Una música que parece desdoblarte sin permiso y hacerte sacar todo lo que llevas dentro del cuerpo para entregarla sin remordimientos.

 

Artículo: María Vecina / AFPRESS

Fotografías: Orlando Fernandez, AP, update, infobae y Jeff Kowalsky (EFE)