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¿Cuál es la diferencia entre aspirina, ibuprofeno y paracetamol?

Hay algunas medicinas que, pese a ser completamente distintas, se usan para tratar las mismas enfermedades. Y ese es el caso de la aspirina, el ibuprofeno y el paracetamol. Si no sabes en qué se diferencian estos fármacos, en este artículo te lo contamos.

Todos estamos muy acostumbrados a convivir con ciertas medicinas que nos ayudan a lidiar con problemas menores de salud. Ya sea en un botiquín en el trabajo, o en un cajón de nuestra casa, es muy probable que tengamos varios medicamentos a nuestro alcance.

Cuando tenemos un resfriado o un dolor de cabeza, o cuando sufrimos algún tipo de lesión física leve, disponer de estos medicamentos nos evita tener que hacer una visita innecesaria al médico, o tener que depender de medicinas con las que no estamos tan familiarizados.

Y que algunas de estas medicinas sirvan para propósitos muy diferentes es por supuesto una gran ventaja. Evita que acumulemos muchos medicamentos distintos, y que tengamos que rebuscar entre ellos cuando tenemos una emergencia.

Si te pedimos que eches un vistazo al botiquín que tienes en casa, seguro que hay algunos fármacos que tendrás a mano. Si tienes niños pequeños, por ejemplo, seguramente haya un bote de Dalsy guardado para las emergencias.

Y para los adultos, hay unos medicamentos en concreto que suelen estar presentes en todas las casas. Los más comunes son sin duda alguna el ibuprofeno, el paracetamol y la aspirina.

Estas medicinas son extremadamente polivalentes, de fácil acceso, y usualmente no provocan efectos secundarios serios en quienes los usan. Así que no es de extrañar que sea tan común utilizarlos para diversos problemas de salud.

Pero hay algo en referencia a estos tres fármacos que a menudo pasamos por alto: son compuestos químicos muy diferentes, y aunque comparten algunas funciones, su propósito no es el mismo.

Índice de contenidos

  1. Sobre la aspirina
  2. Respecto al ibuprofeno
  3. Acerca del paracetamol

La idea generalizada es que estos medicamentos ayudan a aliviar ciertos tipos de dolor, y a combatir diversos síntomas como la fiebre o la inflamación. No obstante, la aspirina, el ibuprofeno y el paracetamol tienen efectos diferentes en el cuerpo.

Es decir, no todos valen para lo mismo. Por desgracia, este desconocimiento puede hacer que tomemos uno de ellos para aliviar síntomas de alguna enfermedad para la que realmente no tienen efecto alguno.

E incluso cuando se trata de aliviar síntomas generales, como el dolor, no todos valen. La composición de cada uno de estos medicamentos hace que tengan funciones muy específicas, mucho más limitadas de lo que podríamos pensar.

Salvo que seas aficionado a leer cada línea de los prospectos de los medicamentos, es muy probable que no seas consciente de las diferencias entre estos tres. Para ponértelo fácil, vamos a repasar las características y funciones que tiene cada uno de ellos.

Sobre la aspirina

La aspirina es probablemente uno de los medicamentos con los que antes nos familiarizamos desde muy pequeños. Es fácil encontrarla en cualquier casa, y hasta hace unos años también contaba con una versión hecha específicamente para niños pequeños.

A la aspirina se la conoce también como ácido acetilsalicílico. Se vende como un medicamento independiente, generalmente en forma de comprimidos, pero también se incluye con frecuencia en otros compuestos, como por ejemplo fármacos para el resfriado común.

Respecto a su efecto, la aspirina es primero y ante todo un analgésico. Es decir, es un fármaco destinado al alivio del dolor. Esto aplica para diversos tipos de dolor, ya sean musculares o dolor de cabeza.

También es efectiva contra los síntomas del resfriado común y de la gripe, especialmente para ayudar a combatir la fiebre. Además, puede ayudar con el dolor menstrual y el dolor de encías generado por problemas dentales

Más allá de esas dolencias comunes, la aspirina también se utiliza para tratar otras enfermedades más severas. No solo por sus beneficios como analgésico, sino también por otras cualidades asociadas a su composición.

Uno de sus usos más comunes es el tratamiento de personas con problemas cardíacos, especialmente aquellas que presentan riesgo de infarto o ya han sufrido algún infarto con anterioridad. La aspirina puede ayudar a prevenir ataques cardíacos posteriores.

Dependiendo de la patología de cada paciente, también puede ayudar a tratar los síntomas de varios tipos de artrosis y enfermedades que causan dolor en las articulaciones. Es particularmente efectiva para tratar el dolor de la artrosis erosiva, la osteoatrosis, y el lupus eritematoso sistémico.

Otro uso relativamente común de la aspirina es para la prevención de accidentes cerebrovasculares causados por bloqueos del riego sanguíneo al cerebro, en personas que han sufrido este tipo de dolencias con anterioridad.

Desde luego, hay una variedad enorme de usos para la aspirina, que van mucho más allá de las enfermedades leves y los resfriados y dolores de cabeza. No obstante, este fármaco también tiene algunas desventajas serias que deben tenerse en cuenta.

La composición de la aspirina reduce la coagulación sanguínea, por lo que la aspirina está contraindicada para personas con problemas de hemorragias frecuentes y para quienes toman tratamientos anticoagulantes, ya que una hemorragia de cualquier tipo podría acabar siendo algo grave por la acumulación de sustancias anticoagulantes.

Además, la aspirina está asociada al Síndrome de Reye, una enfermedad poco común pero bastante grave que afecta a niños y adolescentes. De acuerdo a diversos estudios, el ácido acetilsalicílico tiene un vínculo directo con ese síndrome.

Esta enfermedad suele atacar a los menores que están en proceso de recuperación de enfermedades víricas. Causa numerosos síntomas, como inflamación en el hígado y el cerebro, convulsiones y náuseas.

En casos graves, el Síndrome de Reye puede incluso llegar a causar la muerte de los menores afectados. Por este motivo, actualmente la aspirina está contraindicada para menores de 16 años, y solo se les receta cuando no hay otra alternativa.

Y como muchos otros medicamentos, las aspirinas pueden causar problemas estomacales si la tomamos con demasiada frecuencia. Para evitarlo o reducir esos efectos, lo mejor que podemos hacer es tomar los comprimidos con una comida.

Respecto a cuáles son las mejores ocasiones para usar aspirinas, hay unas cuantas situaciones en las que es probable que tu médico te recomiende este fármaco como tratamiento.

La aspirina funciona bien para aliviar el dolor causado por migrañas , infecciones orales, e infecciones respiratorias. También ayuda a combatir algunos síntomas gripales, como por ejemplo la fiebre, y alivia el dolor de espalda leve.

Respecto al ibuprofeno

Tal y como mencionábamos antes, la aspirina es un analgésico. Y el ibuprofeno también entra dentro de esta misma categoría de fármacos destinados al alivio de diferentes tipos de dolor.

Pero además, ya de base el ibuprofeno tiene algunas ventajas sobre la aspirina. Este medicamento también actúa como antiinflamatorio, por lo que puede cubrir algunas dolencias contra las cuales la aspirina resulta inutil.

En lo referente a formato, el ibuprofeno se comercializa sobre todo como comprimidos que deben tomarse enteros, tragándolos con agua. También es posible encontrar sobres monodosis de ibuprofeno, en los cuales el fármaco viene en un formato estilo jarabe, y por tanto puede tomarse sin necesidad de otros líquidos.

Un factor importante que hace el ibuprofeno muy útil para todas las edades es la variedad de dosis que están disponibles en el mercado. Hay comprimidos de menor dosis, como los de 100 miligramos o 200 miligramos, que pueden usarse para dolencias leves o para el tratamiento de niños pequeños.

Y también hay dosis mucho mayores, como los comprimidos de 650 miligramos o incluso 1 gramo. Por supuesto, estas versiones son mucho más potentes y suelen reservarse para personas con dolor agudo o que requieren en general un tratamiento más severo.

El ibuprofeno además está presente en la formulación de muchos fármacos bastante comunes. Por ejemplo, es habitual encontrarlo en jarabes para la tos o medicamentos para síntomas gripales. Y también es el principio activo del famoso jarabe infantil Dalsy.

Respecto a los usos del ibuprofeno, este fármaco está orientado principalmente al tratamiento de inflamación y dolor de diversos tipos. Gracias a ello, es muy efectivo en situaciones muy diferentes.

El ibuprofeno puede ayudar con el dolor muscular y de articulaciones, el dolor causado por heridas, y la inflamación generada por todo tipo de dolencias. De hecho, en ocasiones se utiliza para tratar el acné, ya que reduce la inflamación de los granos.

También es eficaz para aliviar el dolor menstrual, y para reducir el dolor, inflamación, rigidez y sensibilidad provocados por enfermedades crónicas como la artrosis reumatoide y la osteoartrosis.

Y por supuesto, es efectivo contra otras patologías más habituales. Puedes tomarlo para aliviar el dolor de cabeza o dolor de espalda, además de para controlar síntomas gripales como la fiebre.

Como todos los medicamentos, el ibuprofeno tiene algunos efectos secundarios asociados  a su uso, que pueden presentarse o no dependiendo de cada paciente. Como con cualquier medicina, lee bien el prospecto y sigue las indicaciones de tu médico cuando tengas que tomar ibuprofeno.

Lo que sí es recomendable es que tomes el ibuprofeno después de comer, o durante una comida, para evitar daños en el estómago si lo usas con frecuencia. Para personas con un tracto digestivo sensible, es posible que tengan que tomar protectores de estómago a la par que el ibuprofeno.

Acerca del paracetamol

Al igual que los otros dos fármacos que ya hemos analizado, el paracetamol es un analgésico, es decir, un medicamento para el tratamiento del dolor leve. Y también es antipirético, lo que implica que ayuda a reducir la fiebre.

A rasgos generales, podríamos decir que sus efectos son muy similares a los del ibuprofeno. Además, el paracetamol también se comercializa en dosis muy variadas, permitiendo así adaptar la toma con facilidad a pacientes muy distintos.

El paracetamol se usa para tratar dolor y malestar general, y dado que es eficaz contra la fiebre, es posible encontrar el paracetamol como parte de la composición de muchos fármacos destinados a tratar síntomas de la gripe y los resfriados.

Un punto importante a tener en cuenta es que el paracetamol no tiene propiedades antiinflamatorias, al contrario que el ibuprofeno. Por lo tanto, si sufrimos algún tipo de inflamación, el paracetamol no nos sirve como tratamiento.

Más allá de eso, podemos tomar paracetamol para aliviar el dolor de cabeza, dolores menstruales, dolores musculares y de articulaciones, dolor dental y de encías… Y por supuesto, también sirve para combatir la fiebre.

Visto de esa manera, podría parecer que la diferencia entre el paracetamol, la aspirina y el ibuprofeno es mínima. Y en cierto modo es así, ya que todos estos medicamentos tienen efectos bastante similares, especialmente si comparamos el paracetamol y el ibuprofeno.

No obstante, hay suficientes diferencias como para que puedas determinar cuándo debes usar uno u otro. Y como con cualquier otra medicina, la información que te de tu médico y los datos del prospecto son la clave para decidir.

Como ya hemos mencionado antes, la aspirina tiene algunos usos muy concretos que los otros dos medicamentos no comparten. Por ejemplo, para la prevención de problemas cardíacos y accidentes cardiovasculares.

Ergo si un médico te receta aspirina para ese tipo de enfermedades, no puedes sustituirla por ibuprofeno o paracetamol. Y tal y como mencionábamos antes, es preferible no usar aspirina en menores de 16 años.

Por otro lado, el ibuprofeno es un buen antiinflamatorio y es fácil encontrarlo en dosis muy diferentes, así que se adapta a personas de todas las edades y condiciones de salud variadas. En consecuencia, permite un uso más general.

Y finalmente, el paracetamol es capaz de tratar las mismas dolencias que el ibuprofeno, salvo claro está, la inflamación. Y también se encuentra en dosis muy variadas y como parte de otras medicinas.

En general el paracetamol tiene menos efectos secundarios que el ibuprofeno y la aspirina. Así que si lo que quieres es aliviar algún tipo de dolor o reducir la fiebre, y no tienes inflamación de ningún tipo, es preferible que tomes paracetamol.

Aunque como ya hemos dicho, ante todo déjate guiar por tu médico a la hora de decidir qué tomar, sobre todo si sufres otros problemas de salud, y asegúrate de leer el prospecto por si al tomar alguna de estas medicinas sufres efectos adversos.

 

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Clara Luengo Ramos

Fuente.: computerhoy.com