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EL REINA SOFÍA ABRE SUS PUERTAS A LA CONTRACULTURA DURANTE LA TRANSICIÓN

Dentro del contexto de la celebración de los 40 años de la Constitución, el Museo Reina Sofía inaugura una exposición con dos cabezas, por un lado la que muestra el arte más institucional que se hacía en los 70 hasta el 76 y por otro, la que toma el pulso a la calle con la contracultura juvenil y ciudadana.


«Poéticas de la democracia. Imágenes y contraimágenes de la Transición» es el título de la muestra, que inaugura el Reina Sofía, el día 5, dirigida por Manuel Borja-Villel y Rosario Peiró, comisaria también de la exposición junto a Lola Hinojosa, Cristina Cámara y Germán Labrado, y organizada por el Museo, Cortes generales y Acción Cultural Española (AC/E).

Una ambiciosa exposición que complementa las muestras que se exhiben en el Congreso y el Senado sobre el arte contemporáneo en los últimos 40 años, y que reúne 250 obras, entre pintura, vídeo, cine, fotografía, cómic, documentos o instalaciones, y artistas, de Eduardo Arroyo, Colita, Antonio Saura, Antonio Tapies, Luis Gordillo, pero también de Pedro Almodóvar, Alberto García Alix, Carlos Saura; Cesepe, Ivan Zulueta u Ocaña, entre otros muchos.

La exposición tiene dos partes, la primera reconstruye 42 años después el espacio principal del trabajo de los aristas españoles en la Bienal de Venecia de 1976, una edición que fue muy polémica, y la segunda se refiere a las corrientes culturales que emergieron durante los 70 y 80, que cuestionaban las instituciones existentes.

 «Esta exposición tiene sus raíces en 2008, con el trabajo de investigación de Colecciones del Museo, algo que comenzó a tomar forma en el último año y medio y recoge dos elementos importantes de las Transición», explica a Efe el director del Reina Sofía, Manuel Borja-Villel.

«Por un lado está la exposición que se decido en el pabellón central de la Bienal de Venecia a España en 1976 -argumenta-, cuando el pabellón oficial de España estaba cerrado, organizada por Tomás Llorens y Valeriano Bozal, e integrada por Oriol Bohigas, Alberto Corazón, Ibarrola, Saura, Tapies, Manolo Valdés, Rafael Solbes y Eduardo Arroyo que recogía el arte español de la República hasta el 76».

«Un arte que para los comisarios tenía una vertiente política muy clara de compromiso social, que empezaba con la República y acababa con el equipo Crónica, con Saura y Arroyo -continúa Borja-Villel-, y una generación extraordinaria que siendo críticos con el régimen aportaban un elemento institucional y normativo democrático, pero dejaba en la sombra a una serie de manifestaciones artísticas y culturales».

Borja-Villel se refiere al trabajo que hacía gente más joven, a la contracultura, a los colectivos de cine, movimientos feministas o a la antisiquiatría que se desarrolló en ese momento y que recoge la segunda parte de la muestra.

«Son dos elementos de ese momento,  una especie de cultura bífida, por utilizar un termino de Germán Labrador, que refleja esta doble Transición que hubo en España y que de algún modo muestra la doble Transición que hubo a nivel político», concluye.

Así, el Museo ha abierto las puertas a la calle para trasladar al visitante donde y cómo se forjó la contracultura: en las asociaciones de barrio, en los cines, bares, los ateneos, en los conciertos; los movimientos feministas, la poesía, las revistas (Ajoblanco), fanzines, radios, en las pintadas o el teatro independiente.

«En este apartado hemos querido destacar dos hitos: las mujeres y la segunda ola del feminismo, y la juventud, que son quienes mejores encarnar este espíritu rupturista que supuso la contracultura, y que también tuvo comportamientos autodestructivos como la droga y que lo hemos plasmado con la metáfora del vampiro, que tiene una sección», ha explicado durante la presentación una de las comisarias.

Un bloque que el visitante inicia con la proyección de «La Cabina», de Antonio Mercero, con un José Luis López Vázquez agónico porque no puede salir de esa cabina de teléfono cerrada, que lleva por título «La crisis de la masculinidad».

Las fotografías de Alberto Schommer sobre los políticos de la Transición, las fotografías de Carlos Pazos poniendo en tela de juicio el modelo de familia tradicional, o el espacio denominado «La calle es nuestra», que recoge todas las protestas callejeras, se alternan con la proyección «Deprisa, deprisa» de Carlos Saura o «Entre tinieblas», de Almodóvar.

Mención aparte tiene también la obra y fotografías del artista y travesti Ocaña, icono de la lucha antifranquista. La muestra acaba con una recorrido en torno al Referéndum de 1978.

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DECLARACIONES DEL DIRECTOR DEL MUSEO REINA SOFÍA, MANUEL BORJA-VILLEL

Fuente: EFE